El
lodo, fango o barro termal volcánico posee minerales llamados
<principios activos> tales como el magnesio, azufre, manganeso,
calcio, zinc, cobre, silicio, etc que han sido macerados desde la Era
Terciaria imposible de encontrar en otros lodos.
Desde épocas
inmemoriales, las más diversas civilizaciones encontraron en el fango
una
fórmula eficiente para detener el tiempo y las enfermedades tanto de
la piel como las internas, ya que sabemos como los guacamayas, las
loritas, y muchas otras variedades de aves buscan todos estos minerales,
bien sea en barrancos de lodo, áreas cercanas a volcanes, etc., para
desintoxicarse internamente de tóxicos externos.
Se sabes desde
tiempos antiguos como los Sumerios, Egipcios, Griegos y Romanos que
estos minerales de lodos volcánicos alivian las dolencias del cuerpo,
reponen fuerzas y se alcanza la longevidad tanto de la piel como de los
órganos internos del cuerpo.
La
naturaleza conservó intacta esta receta magistral en el seno de la
Tierra hasta que, poco a poco, nos hemos dado cuenta la Humanidad del
secreto de la composición química del fango termal y que es
molecularmente idéntica a la del ser humano, y su perfección OBVIAMENTE
no puede ser imitada en ningún laboratorio "científico".
El lodo
de volcán y protegido por la sal marina contiene azufre, cobre, calcio,
cobalto, potasio, magnesio, manganeso y zinc, entre otros minerales y
OLIGOELEMENTOS indispensables para mantener en equilibrio las funciones
celulares.
El agua termal nutre a la tierra volcánica con los
minerales y oligoelementos esenciales para la vida, los mismos que el
organismo va perdiendo con el paso del tiempo, el desgaste físico y la
alimentación anti natural como la carnívora e inadecuada llena de
químicos y hormonas de los ultimos 50 años. Al entrar en contacto con la
piel, activa la memoria celular y le restituye, selectivamente, los
nutrientes necesarios para mantener la vitalidad celular. Esto ocurre
porque penetra la epidermis con facilidad, aumenta la temperatura y
atrae las toxinas acumuladas bajo la piel hasta expulsarlas, liberando
los poros de inmediato.
Todos
estos elementos bloquean el proceso de envejecimiento, fortaleciendo la
tensión de la piel y dándole tonicidad a los músculos.
El fango
termal favorece la regeneración de la epidermis (la acción del Cobalto
barre sin agredir “todas las células muertas”), nutre cada una de las
células de la dermis, aportándoles todos los minerales y oligoelementos
esenciales para su regeneración y nutrición. En otras palabras, el lodo
termal volcánico hace que la piel se conserve <saludable y joven>
desde <adentro>.
Si la piel es extremadamente seca, tomará
mayor cantidad de cobre, que aumenta la temperatura, equilibra el pH,
estimula la irrigación sanguínea y la producción de colágeno y elastina.
En cambio, una piel extremadamente grasa, se nutrirá de azufre
-presente en estado coloidal-, para equilibrar la propia producción de
sebo.
Por ser un producto natural y biológicamente activo, la
piel absorbe el fango volcánico sin dificultad a través de la epidermis.
Luego, los principios activos se difunden hacia las capas más profundas
y restituyen los nutrientes esenciales con mayor seguridad y eficacia
que cualquier otro producto obtenido artificialmente del sistema
corrupto de las farmafias. Dada su máxima pureza, no provoca efectos
secundarios y está especialmente indicado para tratar pieles
hipersensibles y alérgicas porque es ALGO CREADO EN LA MADRE NATURALEZA:
es NATURAL a diferencia de lo antinatural creado por "científicos".
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