
Que mayor felicidad ver que nuestras madrecitas divinas, vayan envejeciendo lentamente.
Que sus cabellos que surcan su frente, se vayan tiñendo con la plata del tiempo…,
Aunque muchas,… mujeres al fin,… traten de disimularlos con el tinte que les pinta el cabello,
Sin embargo, jamás teñirán su amor infinito, y su cariño desbordante.
Mama linda, mama linda, que bonita eres y que dulce te hizo D+os.
Mama linda, mama linda, soy tu carne y
la sangre, de tu sangre.
Cuántos desvelos, cuantas noches en vela, cuántas angustias, cuantas penas.
Mama linda, mama bonita, bendita seas por siempre, mama linda.
Ya soy viejo, pero siempre estás escondida en mí ser y te has envejecido conmigo.
Nunca te fuiste y nunca te iras de mí…, déjame abrazarte y darte un beso en la frente.
Déjame acomodar mi cabeza calva, en la belleza de tu pecho, llenos de encajes y terciopelo.
Que nuestros corazones palpiten al unísono y sea tu recuerdo, mi medicina.
Deseo, contarte lo que hice en el día,… igualito, como cuando llegaba de la escuela.
Mostrarte mi hoja de calificaciones y llorar contigo, por ese rojo en mi libreta.
Agarrar valor, para enfrentarme a mi padre, pero, seguro de que me estás viendo.
Aceptar el castigo, como hombre y… consolarme contigo, sin sentir el dolor del chicotazo.
Déjame recordarte en tu juventud, metida en tu cocina, haciendo un caldillo de huevos.
Mirar tus manos haciendo cachangas, en esa cashque de barro, traída de Huancas.
Oler y oír, en tu tushpa, como chisporrotean las ramas de chamiza de tayango y de retama.
Verte, sentadita ha la hora de la merienda con tu delantal floreado ceñido a tu cuerpo.
Deseo recordarte, asentando mi camisa de tocuyo, con tu plancha de carbón, marca Gallo.
Zurciendo mis medias o poniendo un remiendo en mi pantalón de dril, diablo fuerte
Tejiendo mis chompas y mis bufandas, con palillos y madejas de lana merino.
Déjame, hacer un collar de brillantes con tus lágrimas y ponerte como diadema en tu pelo.
¡Subiste al cielo!…, tus ojitos se cerraron y tu carita pálida, las bañé con mis lágrimas.
Vino la oscuridad a mi vida y me hundí en un mundo sin esperanzas, viviendo, estando muerto…
Seguiré derramando interminable, la fuente de mis ojos, que de tanto llorar, ya no lloran.
Eternamente estaré a tu lado en ese madero, con los brazos abiertos, que ahora, es mi cruz.
¿Cómo podré compensar tus horas de llanto, tu felicidad detenida, tu sueño interrumpido?
Mama linda, Mama bonita, mi sol en mis días, la luna en mis noches y mi D+os en toda mi vida.
Mama linda, bella como las flores del campo, con aroma de jazmines en tu cabellera.
Con belleza inquebrantable a través del tiempo, mama linda, mama bonita, bendita seas.
Jorge REINA Noriega
“AYÚDAME A AYUDAR”
reynor@terra.com.pe
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