UN FUERTE ABRAZO POR EL DÍA DEL PADRE
Pastillita para el alma 14 – 06 – 13
A
todos mis hermanos de La Promoción Médica San Fernando 1964, en el
tercer domingo del mes de junio, deseo darles un fuerte y merecido
abrazo por el honor de ser Padres y por el
recuerdo de ese hombre
maravilloso que puso la semilla, en un terreno fértil y amoroso, que son
nuestras madres benditas, para que tengamos la dicha de estar en este
mundo, como médicos cirujanos, próximos a cumplir nuestras Bodas de Oro
Profesionales.
Deseo
felicitar a mis colegas porque son portadores de el don de la
Paternidad, el cual es un legado divino de Nuestro Creador, que nos dio
la gran responsabilidad de procrear y cuidar un hijo y hacerle un ente
útil a la sociedad…, porque nos dió el encargo de mirar a nuestros
pacientes, como hijos espirituales, pero, no solamente cuando atendemos
niños, sino cuando ponemos nuestras manos de ternura en el hombro de un
enfermo o cuando introduciendo nuestros dedos entre sus entrañas,
hurgamos entre su sangre, el mal que lo aqueja, o aplicando la palabra
dulce en su mente perturbada, oramos en silencio y pedimos a D+os, que
nos proporcione la sabiduría para poder curar sus dolencias o calmar sus
aflicciones.
Qué
pequeña se nos hace la vida, vista desde la cumbre de todo nuestro
camino recorrido y con qué objetividad se aclaran nuestras acciones y en
todo ese marasmo de incongruencias y falsas interpretaciones, de
triunfos y derrotas, de alegrías y penas, solo se rescata a plenitud, la
noble misión de la paternidad, aunque algunas veces no hayamos cumplido
a cabalidad, con nuestro deber de padres, pero, siempre valdrá, la
buena intención que se puso, porque cuando no se logra el éxito, por lo
menos queda la seguridad que se hizo lo indecible por conseguirlo.
Ahora
en nuestro papel de abuelos, de viejos chochos y muchas veces
engreídos, dejemos que suenen en nuestros oídos la música celestial de
palabras lisonjeras y zalameras de las personas que nos respetan…,
acariciemos las blondas cabelleras de nuestros nietos, poniendo lo
máximo de ternura y de afecto…, sembremos en la juventud, algunas
veces incomprendida, un torrente de amor y de ilusiones, de esperanza
de tiempos mejores y que nuestros labios sirvan para dar gracias a D+os
de todo lo que hemos recibido, sin merecerlo y además, sean los
portadores de reconocimiento, por ese amor sin límites, a nuestra
compañera, que nos dio la bendición de ser padres.
Y
si los males y achaques, se nos vienen encima y tocan a nuestra puerta,
tengamos la valentía de afrontarlos, porque no es bien visto
exteriorizar nuestros sufrimientos... Si la tristeza nos doblega,
huyamos y no desnudemos nuestras almas, ya que las penas son
contagiosas y los quejidos más nos dañan y no sirven para nada…,
tampoco mostremos nuestra pobreza, ni material ni moral, ya que no es
pobre el que tiene menos, sino el que no tuvo la dicha de llegar a esta
altura del camino.
Recordemos que es digno y elegante esconder el dolor, aunque tengamos ganas de llorar copiosa y amargamente.
En
este Día del Padre, que los que nos abrazan y nos miman, los que nos
observan y admiran, los que nos respetan y aclaman, digan..., parece y
siento, que algo extraño emana de este hombre, como, si sería el perfume
de cien vidas ya vividas…, de historias largas y resumidas…, de amores
entrañables, mil veces escondidos…, de recuerdos acumulados…, de miradas
tiernas y misteriosas…, de manos largas y cariñosas…, de labios que
guardan el calor y sabor de besos apasionados, dados y recibidos…, así
como de ternuras y juramentos que nunca se cumplieron, pero que
permanecen para siempre, enhiestos y verdes como sus caminos, en un
rincón de su corazón, que nunca se rinde.
*FELIZ DÍA DEL PADRE*
Jorge REINA Noriega
*AYÚDAME A AYUDAR*
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